La capacidad de empatizar no es solo un privilegio de unos pocos, todos en principio podemos sentir empatía, y además es una habilidad fundamental para las relaciones interpersonales. A menudo podemos tener ese ‘músculo’ un poco atrofiado, porque a menudo las prisas, los mecanismos de defensa o determinados entornos sociales pueden favorecer un bloqueo de esta cualidad tan importante. Aprende las claves de cómo mejorar la empatía y empieza a conectar más con las demás personas, y a generar relaciones de más calidad, mejorando tu vida personal y también a nivel profesional.
¿Cómo mejorar la empatía con los demás?
Lo primero de todo es que tengamos claro qué es exactamente la empatía. Se trata de la capacidad de sentir lo que siente la otra persona, conectar con sus emociones.
No siempre es fácil cambiar hábitos que llevamos tiempo manteniendo, por ejemplo el de ir con prisas escuchando a los demás de forma limitada y con poca conexión en el momento presente. Pero comprendiendo mejor cómo funciona la empatía, podemos aumentarla y así mejorar la inteligencia emocional.
Lo primero es tener muy claro que la empatía es distinta de la simpatía, como tan bien ilustra este pequeño cortometraje:
Mientras la segunda es la que nos lleva a intentar animar con planes positivos a un amigo cuando está triste, la primera tiene más relación con escucharle y aceptarle en su tristeza. Después, una vez la otra persona se siente comprendida y reconocida, es más fácil que tenga fuerzas para salir de su emoción desagradable y procese su dolor, para pasar a estar mejor.
También hay que tener claro que la empatía no significa deducir cómo está la otra persona, analizando lógicamente sus facciones, sus palabras o sus comportamientos. La empatía no es una capacidad racional ni lógico-formal, sino una capacidad de nuestras emociones, y solo sintiendo al otro podemos tener empatía con ella o con él.
Una vez dicho esto, hay determinados hábitos diarios que te pueden ayudar a favorecer la empatía en tu día a día:
- Escucha tus emociones, no las bloquees, sino que acéptalas y aprende a gestionarlas en lugar de reprimirlas
- Respira y haz meditación o yoga, dejando tu mente en blanco y abriendo paso a experiencias no racionales
- Cuando escuches a otra persona, mírale a los ojos, escucha, deja tus prejuicios de lado, abandona tus propias teorías o experiencias y sumérgete en lo que te dice, ¡sal de ti!
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