Es posible que en tu día a día laboral tengas la sensación de que trabajas en equipo, ¿pero realmente hacéis ‘team’?

Los equipos tienen un aspecto diferencial, pues el todo es más que la suma de las partes.

Aquí te compartimos los 7 rasgos principales de un equipo, en concreto los equipos de alto rendimiento.

Así podrás identificar si actualmente trabajas en equipo o si hay algún punto que necesitáis trabajar más en tu empresa.

1. Compromiso

Si algún día tienes ganas de que sea la hora para salir corriendo hacia tu vida personal, o si ves que tu equipo calienta la silla pero no se siente parte implicada, es hora de revisar este punto.

Un equipo de alto rendimiento está compuesto por miembros que ‘sudan la camiseta’, que se entregan con pasión y dedicación en su día a día.

Para que esto ocurra, hará falta la voluntad de cada miembro, y también que se dé confianza a cada uno para que realmente puedan sacar lo mejor de ellos.

Un equipo de alto rendimiento está compuesto por miembros que ‘sudan la camiseta’

2. Visión compartida y metas comunes

Si tu equipo de trabajo está compuesto por profesionales que solo piensan en sus intereses individuales, no es un equipo.

Es lógico que cada uno se preocupe de lo suyo, pero los miembros de los equipos de alto rendimiento también están orientados a metas compartidas y resultados comunes.

En este sentido el líder tiene una función clave, por lo que contar con un buen liderazgo marcará la diferencia.

3. Motivación

El motor individual para trabajar con rendimiento es la motivación, pero también se debe cuidar la motivación a nivel de equipo.

No se trata solo de la suma de cada individuo, sino de una fuerza común que solo pueda aparecer desde la cohesión y el compromiso de todos los miembros.

Actividades tipo team building pueden ayudar a que los equipos encuentren motivaciones compartidas y se alineen en su metas comunes.

Los team building son actividades organizadas por un coach o experto similar, que ayudan a potenciar el trabajo en equipo.

 

4. Productividad

Problemas de escucha o de falta de asertividad pueden originar interferencias en la productividad. No solo basta con que cada uno realice sus tareas con eficacia.

Además, evalúa si las reuniones de tu equipo son productivas y si la coordinación es buena.

Si falla la productividad del equipo, suele ser fundamental trabajar la motivación, así como la comunicación efectiva.

En Be Value Executive organizamos formaciones de este tipo para promover equipos de alto rendimiento.

5. Integración

Un equipo puede ser muy eficiente, pero si no está integrado, tarde o temprano se quebrará o aparecerán problemas.

Si los equipos ofrecen un valor añadido a un simple grupo de trabajo, es porque los equipos tienen integración.

Esto implica sacar lo máximo de las fortalezas de cada uno, minimizando los puntos débiles y buscando la complementariedad.

6. Diversidad

Como dijo Stephen Covey, ‘las fortalezas están en nuestras diferencias, no en nuestras similitudes’.

Los grandes equipos no son aquellos donde todos son exactamente iguales y uniformes. La grandeza de un equipo de alto rendimiento es la diversidad de estilos, habilidades y roles.

Cada uno debe tener claro cómo es y qué aporta, con lo cual es fundamental realizar actividades para que cada uno conozca sus puntos fuertes y débiles.

Además del conocimiento de cada uno y sus valores diferenciales, es fundamental la aceptación de esa variedad, convirtiéndola en algo positivo para la riqueza del equipo.

7. Cohesión

No olvides que somos personas, no solo profesionales. Igual que un deportista se ve afectado en su rendimiento cuando no está centrado emocionalmente, en el mundo laboral pasa lo mismo.

Si las relaciones interpersonales son buenas, el equipo funciona mejor.

La cohesión se produce cuando fluyen bien los procesos, hay buena comunicación y coordinación, además de que se da un sentimiento de pertenencia.

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