La felicidad aún sigue siendo un tema infravalorado en muchas empresas tradicionales, que no se han percatado del impacto extraordinario que ésta tiene en la retención de personal, en el rendimiento y obviamente en la satisfacción de su gente. Por suerte, aún hay la buena noticia de que si se conocen algunas claves se puede hacer un giro significativo. Conoce cuatro ladrones de felicidad que muchas empresas sufren.

1. Olvidar que el feedback también tiene que ser positivo 

Cuando las cosas van bien, van bien, así que no necesitamos hablar de ellas. ¡Pero cuidado cuando las cosas van mal! Quejas, conflictos y trabajadores desmotivados, a la defensiva. 

Por supuesto que es preciso dar feedback cuando un colaborador o compañero (incluso un líder también) comete un error, pero debe ser lo más asertivo posible y combinarse con feedbacks positivos.

¿Qué pasaría si hubiera una forma más cómoda y divertida de alcanzar el mismo objetivo? Hay un enfoque que hace que las personas aprendan de sus errores e incluso estén felices de recibir comentarios sobre algún aspecto en el que pueden mejorar.

Un líder que valora el buen trabajo, es fácil que sea escuchado el día en que dice que algo no está bien. En cambio, si solo se queja cuando algo falla y el resto del tiempo no dice nada, fácilmente los trabajadores tendrán motivación baja e incluso se cerrarán ante cualquier feedback, dificultando su mejora continua y bienestar.

2. Enfocarse al rendimiento ignorando el bienestar

Configurar la brújula en la dirección del viento del rendimiento, sin tener en cuenta el bienestar y el buen clima laboral, hace muy difícil que florezca la felicidad en las empresas. 

Esto no significa que tengas que invertir una gran cuantía en tu empresa para añadir una cafetería, una sala de relax o un gimnasio. El empleado con exceso de trabajo y demasiado estresado a menudo ni siquiera tiene tiempo para usar ese elegante gimnasio de la compañía, por mucho que beneficie su salud. La clave es conseguir un trabajo eficaz teniendo en cuenta el descanso, evitando reuniones improductivas y generando un entorno de confianza donde pueda haber errores sin miedo a represalias.

3. La política del miedo

El estrés no siempre va ligado a la cantidad de carga de trabajo, sino sobre todo a la sensación de alerta, de amenaza. Uno puede trabajar con el máximo rendimiento pero con positividad y motivación, y esto no necesariamente se transforma en estrés. 

Todo depende de si los trabajadores tienen la sensación constante de que cualquier error es motivo de miedo o tensión. Sin error no hay posibilidad de aprendizajes, y solo en entornos donde se confía y se puede fallar, es posible que surja iniciativa, que haya creatividad y que se consiga una comunicación sincera y fluida. 

Además, en entornos corporativos donde hay miedo, es fácil que haya individualismo, que cada uno se preocupe por sus intereses, lo cual imposibilita el trabajo en equipo, tan importante para conseguir el alto rendimiento.

4. Limitar la felicidad a las cenas de Navidad de empresa

Ahora que estamos en época de fiestas navideñas, muchas empresas sacan sus mayores gestos de felicidad, en forma de cestas de regalo, cenas de empresa, palabras amables… 

¿Qué tal si llevamos ese espíritu positivo y amable a todo el año? Tener una buena fiesta de año nuevo no hace de la empresa un lugar agradable donde trabajar. Se construye el bienestar en el día a día, fomentando el buen clima laboral, la comunicación interna, el salario emocional, el reconocimiento del trabajo bien hecho y el compañerismo.

¡Feliz Navidad! Os retamos a contagiar ese ‘espíritu navideño de felicidad, y a vivirlo todo el año, en vez de limitarlo a la cena de empresa.